domingo, 24 de octubre de 2010

Niebla. Miguel de Unamuno

» Ésta es la revelación de la eternidad, Orfeo, de la terrible eternidad. Cuando el hombre se queda a solas y cierra los ojos al porvenir, al ensueño, se le revela el abismo pavoroso de la eternidad. La eternidad no es porvenir. Cuando morimos nos da la muerte media vuelta en nuestra órbita y emprendemos la marcha hacia atrás, hacia el pasado, hacia lo que fue. Y así, sin término, devanando la madeja de nuestro destino, deshaciendo todo el infinito que en una eternidad nos ha hecho, caminando a la nada, sin llegar nunca a ella, pues que ella nunca fue.

» Por debajo de esta corriente de nuestra existencia, por dentro de ella, hay otra corriente en sentido contrario; aquí vamos del ayer al mañana, allí se va del mañana al ayer. Se teje y se desteje a un tiempo. Y de vez en cuando nos llegan hálitos, vahos y hasta rumores misteriosos de ese otro mundo, de ese interior de nuestro mundo.


martes, 12 de octubre de 2010

El lobo estepario. Hermann Hesse

[…]

– Demasiado bien lo comprendo, y lo mismo tu aversión a la política, tu tristeza por la palabrería y el irresponsable hacer que hacemos de los partidos y de la prensa, tu desesperación por la guerra, por la pasada y por la venidera, por la manera cómo hoy se piensa, se lee, se construye, se hace música, se celebran fiestas, se promueve la cultura. Tienes razón, lobo estepario, mil veces razón, y, sin embargo, has de sucumbir. Para este mundo sencillo de hoy, cómodo y satisfecho con tan poco, eres tú demasiado exigente y hambriento; el mundo te rechaza, tienes para él una dimensión de más. El que hoy quiera vivir y alegrarse de su vida no ha de ser un hombre como tú ni como yo. El que en lugar de chinchín exija música, en lugar de placer alegría, en lugar de dinero alma, en vez de loca actividad verdadero trabajo, en vez de jugueteo pura pasión, para ése no es hogar este bonito mundo que padecemos…

[…]

– ¿Cómo te explicas esto, que hombres como nosotros, hombres con una dimensión de más, no podamos vivir aquí? ¿En qué consiste? ¿No pasa esto más que en nuestra época actual? ¿O fue siempre lo mismo?

– Siempre ha sido así y siempre será igual, que el tiempo y el mundo, el dinero y el poder, pertenecen a los mediocres y superficiales, y a los otros, a los verdaderos hombres, no les pertenece nada. Nada más que la muerte.

– ¿Fuera de eso, nada en absoluto?

– Sí, la eternidad.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Las flores del mal. Charles Baudelaire

Póstumo remordimiento


Cuando por fin reposes, mi bella tenebrosa,
Al fondo de un panteón todo de negro mármol,
Y cuando ya no tengas por alcoba y morada
Sino una hueca fosa, una lluviosa cueva;

Cuando la losa oprima tu pecho estremecido
Y esos flancos pulidos por tu encanto indolente,
Y al corazón impida el deseo y el latido
Y a tus pies proseguir su aventurera senda,

La tumba, confidente de mi sueño infinito,
(Porque la tumba siempre comprenderá al poeta),
En esas largas noches de desterrado sueño

Te dirá: « ¿De qué os sirve, cortesana imperfecta,
No haber reconocido lo que los muertos lloran? »
– Y te roerá el gusano como un remordimiento.


lunes, 4 de octubre de 2010

Safo




Me parece el igual de un dios, el hombre
que frente a tí se sienta, y tan de cerca
te escucha absorto hablarte con dulzura
y reírte con amor.
Eso, no miento, no, me sobresalta
dentro del pecho el corazón; pues
te miro un solo instante, ya no puedo
decir ni una palabra,
la lengua se me hiela, y un sutil
fuego no tarda en recorrer mi piel,
mis ojos no ven nada, y el oído
me zumba, y un sudor
frío me cubre, y un temblor me agita
todo el cuerpo, y estoy, más que la hierba,
pálida, y siento que me falta poco
para quedarme muerta.

(Safo)


domingo, 3 de octubre de 2010

Cuentos. Pío Baroja

Playa de otoño

«Y llegarán otras primaveras y otros veranos – pensó con desesperación - , y ante el mismo mar que ruge, agitado en olas inmensas; ante los mismos crepúsculos rojizos y las mismas noches estrelladas, germinarán otros amores y otras ilusiones en otras almas…, y yo habré pasado como la espuma que brilló un momento.»