domingo, 19 de junio de 2011

Viceversa. Mario Benedetti



(imagen del suelo de nuestro parque)



Viceversa

Tengo miedo de verte
necesidad de verte
esperanza de verte
desazones de verte.
Tengo ganas de hallarte
preocupación de hallarte
certidumbre de hallarte
pobres dudas de hallarte.
Tengo urgencia de oírte
alegría de oírte
buena suerte de oírte
y temores de oírte.
o sea,
resumiendo
estoy jodido
y radiante
quizá más lo primero
que lo segundo
y también
viceversa.




sábado, 18 de junio de 2011

Odas. Horacio

Libro I

XI, A Leucónoe


No indagues, Leucónoe (no es lícito saberlo), qué fin reservan los dioses a tu vida y la mía, ni combines los números mágicos. Mejor será que te resignes a los decretos del hado, sea que Júpiter te conceda vivir muchos años, sea éste el último en que ves romperse las olas del Tirreno contra los escollos opuestos a su furor. Sé prudente, bebe buen vino y reduce las largas esperanzas al espacio breve de la existencia. Mientras hablamos, huye el envidioso tiempo. Aprovecha el día de hoy, y no confíes demasiado en el siguiente.



martes, 7 de junio de 2011

Calígula. Albert Camus


- Hola, Cayo.

- Hola, Helicón.

- Pareces cansado.

- He caminado mucho.

- Sí, tu ausencia ha sido larga.

- Era difícil de encontrar.

- ¿El qué, Cayo?

- Lo que quería.

- Y ¿qué querías?

- La luna.

- ¿Qué?

- Sí, quería la luna.

- Ah. Y ¿para qué?

- Bueno... Es una de las cosas que no tengo.

- Claro. Y ahora, ¿ya está arreglado?

- No, no la he podido conseguir.

- Es una pena.

- Sí, y por eso estoy cansado. (Silencio) Helicón...

- Sí, Cayo.

- Piensas que estoy loco.

- Tú sabes bien que yo nunca pienso. Soy demasiado inteligente para eso.

- Sí. En fin... Pero en cualquier caso yo no estoy loco; incluso creo que nunca he sido tan razonable. Simplemente, he sentido de pronto un ansia de imposible. (Silencio) Las cosas, tal como están hechas, no me parecen satisfactorias.

- Es una opinión bastante extendida.

- Cierto. Pero antes yo no lo sabía. Ahora, lo sé. Este mundo, tal como está hecho, no es soportable. Y, por tanto, tengo necesidad de la luna, o de la felicidad, o de la inmortalidad; de algo que sea demente, quizá, pero que no sea de este mundo.

- Es un razonamiento que se sostiene. Pero, en general, no se puede mantener hasta el final.

- Tú no sabes nada de esto. Precisamente porque no se ha mantenido nunca hasta el final es por lo que no se ha conseguido nada. Pero basta quizá con seguir siendo lógico hasta el final.

- ...

- Ya sé lo que piensas. Qué de historias por la muerte de una mujer. No, no es eso. Creo recordar, es cierto, que hace algunos días una mujer que yo amaba ha muerto. Pero, ¿qué es el amor? Poca cosa. Esa muerte no significa nada, te lo juro; es solamente el signo de una verdad que me hace necesaria la luna. Es una verdad simple y clara, un poco bestia, pero difícil de descubrir y pesada de llevar.

- Y, ¿cuál es esa verdad, Cayo?

- Que los hombres mueren y no son felices.

- Vamos, Cayo, es una verdad a la que la gente se acomoda muy bien. Mira a tu
alrededor. Esa verdad no les impide comer...

- Entonces es que todo a mi alrededor es mentira, y yo quiero que vivamos en la verdad. Y precisamente yo tengo los medios para hacerles vivir en la verdad. Porque sé lo que les falta, Helicón: están privados de conocimiento y les falta un profesor que sepa de qué habla.

- No te ofendas, Cayo, por lo que te voy a decir: pero antes que nada deberías
descansar.

- Eso no es posible, Helicón, eso ya nunca será posible.

- ¿Por qué?

- Si duermo, ¿quién me traerá la luna?


miércoles, 1 de junio de 2011

Pero el desierto oye ...

¿Y hoy? Hoy siente su propia comicidad y la vanidad de su esfuerzo en
cuanto a lo temporal; se ve desde fuera -la cultura le ha enseñado a objetivarse,
esto es, a enajenarse en vez de ensimismarse-, y al verse desde fuera, se
ríe de sí mismo, pero amargamente. [...] Don Quijote el mortal, al morir, comprendió
su propia comicidad y lloró sus pecados, pero el inmortal, comprendiéndola,
se sobrepone a ella y la vence sin desecharla. Y Don Quijote no se
rinde, porque no es pesimista y pelea. [...] ¿Cuál es, pues, la nueva misión de
Don Quijote hoy en este mundo? Clamar, clamar en el desierto. Pero el desierto
oye, aunque no oigan los hombres y un día se convertirá en selva sonora
, y
esa voz solitaria que va posando en el desierto como semilla, dará un cedro
gigantesco que con sus cien mil lenguas cantará un hosanna eterno al Señor
de la vida y de la muerte.
Y vosotros, ahora, bachilleres Carrasco del regeneracionismo europeizante,
jóvenes que trabajáis a la europea, con método y crítica... científicos,
haced riqueza, haced patria, haced arte, haced ciencia, haced ética, haced o
más bien traducid sobre todo Kultura, que así mataréis a la vida y a la muerte.
¡Para lo que ha de durarnos todo!...»

[Unamuno. Del sentimiento trágico de la vida]