martes, 27 de julio de 2010

El viaje definitivo. Juan Ramón Jiménez

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas la tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico…

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.


martes, 20 de julio de 2010

Poemas póstumos. Jaime Gil de Biedma


No volveré a ser joven


Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

lunes, 12 de julio de 2010

Historia de una escalera. Antonio Buero Vallejo


FERNANDO. – No es eso, Urbano. ¡Es que tengo miedo al tiempo! Es lo que más me hace sufrir. Ver cómo pasan los días, y los años… sin que nada cambie. (…) Hemos crecido sin darnos cuenta, subiendo y bajando la escalera, rodeados siempre de los padres, que no nos entienden; de vecinos que murmuran de nosotros y de quienes murmuramos… Buscando mil recursos y soportando humillaciones para poder pagar la casa, la luz… y las patatas. (Pausa.) Y mañana, o dentro de diez años que pueden pasar como un día, como han pasado estos últimos… ¡sería terrible seguir así! Subiendo y bajando la escalera, una escalera que no conduce a ningún sitio; haciendo trampas en el contador, aborreciendo el trabajo…, perdiendo día tras día… (Pausa.) Por eso es preciso cortar por lo sano.

URBANO. – ¿Y qué vas a hacer?

FERNANDO. – No lo sé. Pero ya haré algo.

URBANO. – ¿Y quieres hacerlo solo?

FERNANDO. – Solo.

URBANO. – ¿Completamente?

(Pausa.)

FERNANDO. – Claro.

URBANO. – Pues te voy a dar un consejo. Aunque no lo creas, siempre necesitamos de los demás. No podrás luchar solo sin cansarte.

jueves, 8 de julio de 2010

Al fin podemos vernos. A.M.R.S



Tanto mirarnos
y mira como al fin nos vemos.

Alguien ha puesto pared entre una y otra
y, al intentar mirarnos,
nos hemos arañado las niñas de los ojos.

Cuánto. Cuánto dolor nos ha hecho falta.
Dolor de no poder clavar la sombra contra el muro
vencido definitivamente.

Cuántas noches en blanco!!!,
y los ojos sedientos, imposibles las lágrimas,
ocupados, tercos, recalcitrantes, en buscarnos.

Cuántas amaneceres
quedándose olvidada una sombra incisiva,
como un diente de hierro,
clavándose en la carne.

Al fin podemos vernos.
Te miro,
a ti...creo....también verte en carne viva,
clavados como vidrios en ti los días.
Hoy te veo
verde como una siembra adolescente,
silente, abierta, soñadora...

Y veo tus luciérnagas iluminar la noche.
Los grillos que te pueblan
y hacen sonora la cuenca de tu presencia.
Los pájaros andan dormidos.
Y el musgo entre las rocas,
testigos, por si hay duda, de la vida
que, oculta, va ensanchándose.

A.M.R.S

miércoles, 7 de julio de 2010

La voz a ti debida. Pedro Salinas

Perdóname por ir así buscándote

tan torpemente, dentro

de ti.

Perdóname el dolor, alguna vez.

Es que quiero sacar

de ti tu mejor tú.

Ese que no te viste y que yo veo,

nadador por tu fondo, preciosísimo.

Y cogerlo

y tenerlo yo en alto como tiene

el árbol la luz última

que le ha encontrado al sol.

Y entonces tú

en su busca vendrías, a lo alto.

Para llegar a él

subida sobre ti, como te quiero,

tocando ya tan sólo a tu pasado

con las puntas rosadas de tus pies,

en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo

de ti a ti misma.

Y que a mi amor entonces le conteste

la nueva criatura que tú eras.