lunes, 18 de julio de 2011

Metamorfosis. Ovidio

Ninfas encontrando la cabeza de Orfeo (1900), John William Waterhouse

Libro XI: Muerte de Orfeo

Los miembros de Orfeo yacen en diversos lugares; su cabeza y su lira las acoges tú, Hebro, y, cosa asombrosa, al flotar en plena corriente, la lira deja oír unos sonidos quejumbrosos, quejumbrosa murmura la lengua sin vida, quejumbrosos ecos responden las riberas. Y entonces, arrastradas hasta el mar, abandonan su río natal y alcanzan la playa de Lesbos en Metimna. 

Allí una feroz culebra amenaza aquella cabeza abandonada sobre extranjeras arenas y aquellos cabellos salpicados de gotas de rocío. Al fin acude Febo justo cuando la serpiente se disponía a asestar el mordisco y se lo impide, y petrifica sus abiertas fauces, y la paraliza tal cual estaba de boquiabierta. 

La sombra de Orfeo desciende bajo tierra, y los lugares que antes viera, todos los reconoce; y al buscar por los Campos Elíseos encuentra a Eurídice y la abraza con pasión. Allí unas veces se pasean los dos juntos, lado a lado, otras veces ella va delante y él la sigue, otras él la precede, y ya sin temor Orfeo se vuelve a mirar a su Eurídice.


No hay comentarios:

Publicar un comentario