Lo fatal
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
ResponderEliminary el temor de haber sido y un futuro terror...
Qué poema tan bonito..
“Aequat omnes cinis”, esa es la única certeza que tenemos. Por ella a menudo nos asalta el terrible vértigo a la nada.
El temor de haber sido alguien que hoy no sabes si quieres seguir siendo.
ResponderEliminarY el espanto seguro de estar mañana muerto sin haber sido hoy quien querías ser.
!Qué vértigo da a veces mirar la vida!
Gracias, Mar, por compartir este poema.