sábado, 9 de abril de 2011

Metamorfosis. Ovidio


Eco y Narciso, John William Waterhouse


Libro III: Narciso y Eco

Sus últimas palabras al contemplarse una vez más en las aguas fueron éstas: «¡Ay, muchacho amado en vano!», y otras tantas respondió el paraje; y al decir adiós,  «¡adiós!» dijo también Eco. 

Extenuado, dejó caer su cabeza sobre la verde hierba; la muerte cerró aquellos ojos que admiraban la belleza de su dueño. Aun entonces, tras ser recibido en la mansión infernal, seguía contemplándose en la Estige. Le lloraron sus hermanas las Náyades y ofrendaron a su hermano sus cabellos cortados; le lloraron las Dríades; a sus llantos responde Eco.

Y ya preparaban la pira, el blandir de antorchas y las andas; pero el cuerpo no aparecía; en vez de su cuerpo encuentran una flor amarilla con pétalos blancos alrededor de su cáliz.


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