miércoles, 1 de junio de 2011

Pero el desierto oye ...

¿Y hoy? Hoy siente su propia comicidad y la vanidad de su esfuerzo en
cuanto a lo temporal; se ve desde fuera -la cultura le ha enseñado a objetivarse,
esto es, a enajenarse en vez de ensimismarse-, y al verse desde fuera, se
ríe de sí mismo, pero amargamente. [...] Don Quijote el mortal, al morir, comprendió
su propia comicidad y lloró sus pecados, pero el inmortal, comprendiéndola,
se sobrepone a ella y la vence sin desecharla. Y Don Quijote no se
rinde, porque no es pesimista y pelea. [...] ¿Cuál es, pues, la nueva misión de
Don Quijote hoy en este mundo? Clamar, clamar en el desierto. Pero el desierto
oye, aunque no oigan los hombres y un día se convertirá en selva sonora
, y
esa voz solitaria que va posando en el desierto como semilla, dará un cedro
gigantesco que con sus cien mil lenguas cantará un hosanna eterno al Señor
de la vida y de la muerte.
Y vosotros, ahora, bachilleres Carrasco del regeneracionismo europeizante,
jóvenes que trabajáis a la europea, con método y crítica... científicos,
haced riqueza, haced patria, haced arte, haced ciencia, haced ética, haced o
más bien traducid sobre todo Kultura, que así mataréis a la vida y a la muerte.
¡Para lo que ha de durarnos todo!...»

[Unamuno. Del sentimiento trágico de la vida]

1 comentario:

  1. "Clamar en el desierto", aunque nadie escuche ese grito desgarrado... Hay una cierta belleza en la tragedia (o, como decía Sabato, "en el horror").

    Gracias por compartir este fragmento maravilloso :)

    ResponderEliminar